Crimen en el Madidi expone descontrol del Estado en el área protegida más biodiversa del mundo y pueblos indígenas vulnerables El 11 de febr...
Crimen en el Madidi expone descontrol del Estado en el área protegida más biodiversa del mundo y pueblos indígenas vulnerables
El 11 de febrero el Madidi se vistió de luto. Esta vez no fue por el extractivismo agresivo del que es víctima desde hace décadas ni por la contaminación de sus aguas, la tala de sus árboles o el tráfico de sus tierras, sino por el asesinato de un indígena, a quien le segaron la vida ahí, en el interior del parque nacional de Bolivia, una de las áreas más biodiversas del mundo, la 'casa grande' de más de 8.000 especies de plantas y animales, así como más de 60 comunidades indígenas y campesinas.La muerte de Francisco Marupa, un indígena leco de 66 años y padre de seis hijos, ha levantado una ola de críticas contra la política extractivista que ejecuta el gobierno de Bolivia, así como la falta de presencia del Estado en áreas protegidas, como es el caso del Madidi. Esto, a criterio de líderes indígenas y defensores medioambientales, ha promovido la división de los pueblos indígenas, un creciente escenario de violencia y la vulneración de sus derechos.
Diego, hijo del indígena leco asesinado, le dice a Mongabay Latam que se siente como un peregrino en busca de justicia, en busca de atención del Estado, en busca de protección. A su padre un golpe certero a la altura de la cabeza le quitó la vida, en el interior de su vivienda. Luego, su cuerpo fue trasladado hasta un platanal y allí permaneció tres días hasta que su comunidad [Torewa Indígena, perteneciente a la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Leco, ubicada dentro del Parque Nacional Madidi] lo encontró; capturó al presunto autor del crimen; y lo entregó a la Policía.

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